El mundo del skate se asocia a menudo con una cultura alternativa y rebelde, al margen de las normas sociales y culturales establecidas. Esta imagen se explica en parte por el hecho de que el monopatín en sí es un objeto poco convencional que permite a las personas moverse de diferentes maneras y realizar trucos acrobáticos.

El skate también suele practicarse en zonas no autorizadas, como aparcamientos o calles, lo que refuerza su imagen como deporte poco convencional.

Es más, la cultura del skate siempre ha estado fuertemente ligada a la individualidad y la creatividad. Los skaters siempre han buscado pensar fuera de lo común, traspasar los límites del deporte y crear su propio estilo. Esta actitud también se ha reflejado en la estética del skate, con gráficos y diseños muchas veces muy originales y vanguardistas.

Finalmente, la comunidad del skate es conocida por su mentalidad abierta y su rechazo a los prejuicios. Los patinadores provienen de todos los orígenes y culturas, y el skate se ha utilizado a menudo como un medio para romper barreras sociales y unir a las personas en torno a una pasión común.

En definitiva, el mundo del skate está fuera de lo común, representando una cultura alternativa, rebelde, creativa y de mente abierta que anima a todos a expresarse y encontrar su propio camino.